Una inédita situación se vivió este martes en el Congreso Nacional: la sesión de la Cámara de Diputadas y Diputados fracasó por falta de quórum, luego de que solo 49 parlamentarios se presentaran en el hemiciclo, dos menos del mínimo requerido para iniciar la jornada. El hecho, que no ocurría hace cinco años, dejó una imagen de escaños vacíos y molestia transversal tanto dentro como fuera del Parlamento.
El secretario general de la Cámara, Miguel Landeros, explicó que, al no alcanzarse el quórum, “se activa un protocolo que cierra las puertas de la Sala y los pasillos contiguos, para que solo los presentes firmen un libro de asistencia”. Esa firma evitará la multa del 2% de la dieta parlamentaria —cerca de $146 mil pesos— que se aplicará a quienes no asistieron sin justificación válida.
Entre los presentes hubo un equilibrio político casi exacto: 23 oficialistas, 23 opositores y 3 demócrata cristianos. Desde la mesa directiva, el presidente de la Cámara, José Miguel Castro (RN), fue categórico: “Cada parlamentario deberá dar sus explicaciones. Aquí las multas son personales”.
Si bien algunos diputados estaban excusados por labores oficiales o comisiones mixtas, otros permanecían “a metros del hemiciclo”, según fuentes del Congreso, en cafeterías u oficinas, sin alcanzar a ingresar antes del cierre.
El fracaso de la sesión dejó seis proyectos pendientes de votación, entre ellos, uno particularmente esperado: el proyecto que modifica la titularidad docente, impulsado por la Comisión de Educación. En las tribunas, representantes del Colegio de Profesores y organizaciones del sector presenciaron con desazón cómo la sesión se cancelaba.
“Hoy como Cámara vivimos una vergüenza. Todos los trabajadores deben cumplir su jornada, y nosotros no deberíamos ser la excepción”, expresó la diputada Emilia Schneider (FA), una de las autoras de la moción.
El episodio reabrió el debate sobre la efectividad de las sanciones por inasistencia. El diputado socialista Marcos Ilabaca, presidente de la subcomisión de Reglamento, adelantó que se está evaluando “aumentar las multas y endurecer los controles”, ante la percepción ciudadana de desconexión entre los legisladores y sus deberes.
Mientras tanto, el reloj del hemiciclo —que marcó en pantalla el momento en que la sesión fue declarada “fracasada”— se convirtió en símbolo de una jornada de descrédito y autocrítica en Valparaíso.



