
En Chile existe cerca de 200 mil personas que ejercen, a tiempo completo, el rol de cuidadores o cuidadoras de pacientes que, por su condición de salud, sufren de una dependencia total o parcial. Según datos de la encuesta Casen 2017, el 71,6% son mujeres y residen mayoritariamente en el hogar donde ejercen el rol de cuidadora, sin recibir remuneración por esta labor. A lo que se suman factores como el agotamiento, tanto emocional como físico, según lo declara la Primera Encuesta sobre Cuidadores/as Informales (2018) donde un 68% afirma tener sobrecarga intensa, 46,7% dejó de trabajar por tener que cuidar y un 81,7% dedica todo el día a cuidar. Afectando sus actividades de ocio, relaciones sociales, personales e incluso laborales.
En atención a esta difícil realidad, Fosis – en conjunto con el ministerio de Desarrollo Social y Familia- abrió la segunda versión del fondo Innova Fosis, para proyectos que busquen generar una red de apoyo para estas personas. Tres fueron los proyectos se adjudicaron dichos fondos, entre ellos LINNQ Lab, de Quillota, el cual desarrolló el proyecto “Red Meikas: El don de cuidar”, que cuenta con el apoyo del municipio de dicha ciudad para identificar a las beneficiarias y que de ser exitoso, podría transformarse en política pública a nivel nacional.
En este sentido, Paola Quezada, Gestora de proyectos de la Unidad de Desarrollo Urbano e Innovación, hizo énfasis en que “estamos comprometidos en ayudar a nuestros amigos de LINNQ para que efectivamente este proyecto sea exitoso y pueda ser una política pública, porque estaría entregando un beneficio a todas la mujeres cuidadoras del país”.
¿En qué consiste Red Meikas: El don de cuidar?
María Veliz, administradora de Red Meikas y de LINNQ, contó en exclusiva a Diario Municipal, que el proyecto, que comenzará a trabajar con 50 mujeres de Quillota y San Antonio, busca empoderar y generar una alternativa de trabajo remunerado para las beneficiarias, abordando para ello dos líneas de acción:
Autocuidado
A través del trabajo mancomunado de una psicóloga, una socióloga y una terapeuta ocupacional, se busca, como primer gran paso, que las mujeres cuidadoras perciban la importancia de la labor que realizan, que visibilicen que merecen respeto y buen trato y que mejoren su autoestima. María Veliz, nos cuenta que “La mayoría de las mujeres cuidadoras tiene baja autoestima, ellas no hablan de ellas mismas, sino siempre de la labor de cuidado que realizan” y añade que muchas veces “se genera un abuso por parte del paciente hacia la cuidadora, principalmente maltrato psicológico, dado que generalmente los pacientes toda su frustración en ellas, y ellas no visualizan que las están maltratando psicológicamente”. Y asegura que, a través del autocuidado, “la idea es empoderarlas, que ellas se vean como personas, como mujeres que cumplen un rol importante, y que aprendan a quererse”, indicando que la gran mayoría de las mujeres cuidadoras están solas, han perdido todas sus redes y muchas veces no tienen con quien hablar.
Resignificar
Esta línea tiene que ver con resignificar la experiencia que la cuidadora ha adquirido en todo el tiempo que lleva ejerciendo este rol. Por ejemplo, según lo que nos cuenta María, “ellas se manejan en temas de salud, con un lenguaje sorprendentemente amplio, conocen de medicamentos y ellas no son conscientes de ese valor agregado que han adquirido”. Meikas recoge ese valor y ha ideado una estrategia para que ellas puedan trabajar de manera remunerada y desde sus hogares gracias a ese conocimiento como tomadoras de pedidos farmacéuticos.
Para ello, Meikas se puso en contacto con un distribuidor de medicamentos para el cual, las mujeres cuidadoras trabajarían contactando a pacientes que requieran de un stcok mensual de medicamentos, tomando sus pedidos e ingresándolos en una plataforma especialmente diseñada para ello y luego la empresa se encargaría de concretar la venta y despachar el pedido. Las beneficiarias serían capacitadas por una psicóloga especialista en ventas y también recibirán clases para poder operar la plataforma.
Avance
El proyecto se encuentra en una etapa piloto que debería durar unos siete meses, aproximadamente y trabaja con el 60% más vulnerable de la población, respecto de lo cual, María Véliz señala que “el círculo completo es dejarlas trabajando como tomadoras de pedidos farmacéuticos. Que ellas puedan superarse, trabajar y generar sus propios ingresos”.
Uno de los valores agregados de esta iniciativa, que ahora se está reestructurando a la nueva realidad Covid-19, es que antes de postular al fondo Innova Fosis, sus organizadores realizaron un focus group con 17 mujeres cuidadoras de San Antonio, en donde pudieron diagnosticar la realidad que viven estas mujeres y así desarrollar una respuesta que realmente las beneficie. A este respecto, María Veliz, nos cuenta que la experiencia fue sumamente reveladora y agregó que “para ellas (las mujeres cuidadoras) el salir y ver que no son las únicas, que hay más mujeres como ellas, fue muy relevante”.
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